El pasado 19 de Diciembre los Ministros de Asuntos Exteriores de 4 estados miembros de la Unión Europea , Carl Bildt de Suecia, Radoslaw Sikorski de Polonia, William Hague del Reino Unido y Guido Westerwelle de Alemania, publicaron un comunicado conjunto que contenía graves críticas hacia el gobierno de Bielorrusia y hacia su presidente Alexander Lukachenko. Acusan a las autoridades de este país de haber reprimido violentamente una manifestación de opositores el día después de las elecciones presidenciales del año pasado y denuncian el proceso judicial que, en el contexto de estos acontecimientos, se desarrolla contra cinco manifestantes. Como corolario de estas acusaciones le piden a la “Comunidad Internacional”, y en particular a la Unión Europea, que endurezcan más aun las sanciones que ya han sido impuestas a este país y que refuercen la ayuda a las organizaciones de opositores.
Esta declaración tiene una intencionalidad política evidente. De hecho la declaración habla de una manifestación que fue, sin duda, severamente reprimida, pero esta declaración omite la constatación de que una buena parte de los manifestantes tuvo un comportamiento que no tuvo nada ni de pacífico ni de moderado. De hecho, el corresponsal de un importante periódico francés que no tiene simpatía alguna por el gobierno bielorruso publicaba al día siguiente de los hechos acaecidos un articulo bajo el titulo “Bielorrusia: Gobierno asediado” y escribía, basándose en los cables de sus corresponsales, que “manifestantes de la oposición intentaron esta noche asaltar la sede del gobierno bielorruso”. Los ministros también “omiten” la información de que la llamada “represión” no ocasionó ninguna víctima fatal, ni ningún herido grave.
Por otro lado, estos sentimientos “humanitarios” parecen reservados exclusivamente a Bielorrusia. De hecho en el momento en el que estos dignatarios redactaban y difundían su texto, jóvenes manifestantes egipcios, ellos sí realmente pacíficos, seguían muriendo por decenas en las plazas de El Cairo sin beneficiarse de su distinguida atención.
Sin embargo hay algo aun más revelador. Esta vez los firmantes no toman precauciones y revelan sus verdaderos objetivos, concluyendo su discurso con una exigencia que, a nuestro conocimiento, no tiene precedentes. Reclaman a los bielorrusos, para rendir servicio a su concepción humanista, (sic) “una clara política de privatizaciones y de incentivos a las impresas privadas” y protestan contra el hecho de que “el 70% de los bielorrusos trabajan para el estado”. Un guion abiertamente surrealista: cuatro ministros apostando, sin el más mínimo pudor, por la privatización como solución a los derechos humanos.
En el momento en el que lanzamos este llamamiento nos informamos que el presidente Obama acaba de firmar una ley llamada “ley de democracia y derechos humanos para Bielorrusia” que no solo está encaminada a endurecer las ya muy duras sanciones existentes contra este país sino que, sobre todo, muestra una clara e indecente coordinación con la iniciativa ministerial que hemos comentado. Una razón más para hacer un llamamiento a todos los demócratas para que reforcemos con nuestra solidaridad con el pueblo bielorruso y con su vocación de insumisión.
Paris, Enero de 2012
Esta declaración tiene una intencionalidad política evidente. De hecho la declaración habla de una manifestación que fue, sin duda, severamente reprimida, pero esta declaración omite la constatación de que una buena parte de los manifestantes tuvo un comportamiento que no tuvo nada ni de pacífico ni de moderado. De hecho, el corresponsal de un importante periódico francés que no tiene simpatía alguna por el gobierno bielorruso publicaba al día siguiente de los hechos acaecidos un articulo bajo el titulo “Bielorrusia: Gobierno asediado” y escribía, basándose en los cables de sus corresponsales, que “manifestantes de la oposición intentaron esta noche asaltar la sede del gobierno bielorruso”. Los ministros también “omiten” la información de que la llamada “represión” no ocasionó ninguna víctima fatal, ni ningún herido grave.
Por otro lado, estos sentimientos “humanitarios” parecen reservados exclusivamente a Bielorrusia. De hecho en el momento en el que estos dignatarios redactaban y difundían su texto, jóvenes manifestantes egipcios, ellos sí realmente pacíficos, seguían muriendo por decenas en las plazas de El Cairo sin beneficiarse de su distinguida atención.
Sin embargo hay algo aun más revelador. Esta vez los firmantes no toman precauciones y revelan sus verdaderos objetivos, concluyendo su discurso con una exigencia que, a nuestro conocimiento, no tiene precedentes. Reclaman a los bielorrusos, para rendir servicio a su concepción humanista, (sic) “una clara política de privatizaciones y de incentivos a las impresas privadas” y protestan contra el hecho de que “el 70% de los bielorrusos trabajan para el estado”. Un guion abiertamente surrealista: cuatro ministros apostando, sin el más mínimo pudor, por la privatización como solución a los derechos humanos.
En el momento en el que lanzamos este llamamiento nos informamos que el presidente Obama acaba de firmar una ley llamada “ley de democracia y derechos humanos para Bielorrusia” que no solo está encaminada a endurecer las ya muy duras sanciones existentes contra este país sino que, sobre todo, muestra una clara e indecente coordinación con la iniciativa ministerial que hemos comentado. Una razón más para hacer un llamamiento a todos los demócratas para que reforcemos con nuestra solidaridad con el pueblo bielorruso y con su vocación de insumisión.
Paris, Enero de 2012
(1) Le Figaro, 19/12/2010
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- Enrique Muñoz Gamarra, International Analyst, Peru.
- Ken Jones, Canada
- Jean Bricmont, Physicist, Belgium
- Gerald Sussman, Professor, United States
- Doug McGowan, Canada
- Dražen Ević, Republic of Croatia
- Nile R. Bowie, United States
- Kingsley Smith, United States
- Steve Wojcyk
- Matija Mikac, Croatia
- Barry Adams, Retired, Canada
- Klaus Madersbacher, Austria
- Walid Sadaoui, France
- Djamal Benmerad, Journalist, Belgium
- Badia Benjelloun, France
- Alain Nierveze, France
- Bruno Drweski, Historian, Politologist, France
- Michele Brand, Independent Journalist and Researcher, France
- Gearoid O Colmain, Independent Journalist and researcher, France
- Vladimir Caller, Political Analyst and Researcher, Belgium
- Eric Pottenger, Author and Editor, United States
- Jacques Kmieciak, Journalist, France
- Mohammad Zahedi, Engineer, Belgium
